Tercero. Cada vez que la señorita Bologna va a alguna reunión social, o tiene una cita especial, se decora siempre con el mismo tipo de collar: corredores con arcos. Éstos, presentes en todos los edificios, son una característica distintiva esencial. Si un día la vieras sin este complemento, no la reconocerías.
Lo cierto es que en pocas ciudades de este mundo podría disfrutar más de un día de lluvia como lo haría aquí. Atravesar y dejarme guiar por los corredores arqueados mientras veo y escucho, a escasos metros, el peligro de la lluvia sin sufrir daño alguno. Continuar mi camino sin impedimentos ni preocupaciones, como si se tratara de cualquier día asoleado, es una sensación que ansío vivir algún día; una experiencia que debe ser admirable e indescriptible.
En resumen, toda persona y toda ciudad pueden ser apreciadas por los otros, y por sí misma, simplemente siguiendo un riguroso proceso de planificación, voluntad y perseverancia. El resultado podrá gustar o encantar, pero nunca pasará desprevenido: todos los que se crucen con ella identificaran que es especial -y estos es mucho decir, teniendo en cuenta el número de personas y ciudades que conviven en la Tierra-.
Zoológico de lluvia
Avanzas por los corredores arqueados
La escuchas, como si estuvieras dentro de casa,
Pero la sensación es otra
Más directa,
Más auténtica,
No estás enclaustrado ni encerrado
Eres libre
La puedes tocar y,
Sobretodo,
Escuchar sin embudos
Sin vidrios entremedio
Y el choque contra el suelo
A escasos metros de ti
No te salpica
No te haces daño
Así es
sigues la ruta
A través de la lluvia
La vives, la ves y la escuchas
Pero sobretodo
La disfrutas
Y continúas avanzando por el corredor arqueado.