PARÍS
La gente siempre habla maravillas de París y cuando esta ciudad se introducía en cualquier conversación en la que yo estuviera presente, no me quedaba más remedio que inclinar la cabeza y afirmar, sin prestar atención, todos los comentarios que surgían al respecto.
Nunca había estado en París.
Por suerte, ahora esto cambiará porque he deambulado durante seis días y cinco noches por esta ciudad. No soportaría presenciar otra conversación sobre París en la que yo no pudiera dar mi opinión o afirmar convencido con la cabeza.
Ahora ya sé porqué París es una de las ciudades más valoradas, entiendo porqué se le llama la ciudad del amor y he experimentado porqué tantos artistas viven su periodo dorado en esta divina ciudad.
Está prohibido aburrirse en París. Las actividades y los lugares para visitar son inacabables.
Está llena de edificios o monumentos históricos que han influenciado de alguna manera el progreso de la humanidad.
Vayas donde vayas siempre es apetecible sentarte en un café para tomarse una copa de vino tinto mientras se contempla la gente que pasa por la calle con el río Sena, el Panteón o la Basílica del Sagrado Corazón como imágenes de fondo. Lugares en los que uno disfruta de estar con uno mismo, pensando e incluso filosofando.
Por otro lado, no es casualidad que en París vivieran artistas de todo tipo, desde Degas, Monet y Picasso; pasando por Maria Callas, Rossini y Chopin; e incluyendo a Maupassant, Baudelaire y Oscar Wilde. A diferencia de Londres, que también es una ciudad atravesada por un río y envuelta por edificios poderosos e intimidantes, en París hay un aire de creatividad e inspiración que no se encuentra en Londres. En París hay una atmósfera especial. En París hay algo que hace que todo intelectual quiera vivir allí al menos una vez en su vida.
Si hay algún lugar que se me ha quedado grabado de París y que es idóneo para cualquier tipo de persona, ya sea turista, artista o enamorado, es el mini parque triangular situado a la izquierda del puente Neuf. Tener a la vista del edificio del Louvre, los diferentes puentes atravesando el río Sena y todo semi tapado por la cortina natural del Sauce Llorón, hace de este lugar un sitio que, aunque no salga en las guías turísticas, se pueda equiparar con la misma Torre Eiffel.
A cualquier persona le gustaría vivir en París por el simple hecho de poder ir, ya sea sólo en pareja o con amigos, a este triste parque para sentarse, a las orillas del río mientras se come o se toma algo bajo la sombra de la puesta de sol.
Así, de este modo, a continuación, incluyo un poema que escribí con César Vallejo en París.
Lejos para siempre
¿No extrañas tu país?
Lugar donde sangraste y te curaste,
tierra dorada de inmensa complejidad
imperio placido y celeste
tus jóvenes campos de verde inspiración
Y ahora te encuentras aquí,
lejos y muy lejos de tu patria,
para siempre.
¿Te gusta este frío viento que erosiona,
este cielo que no es el tuyo,
una luna extraña y transformada,
vecinos que no son de tu sangre?
¿Por qué estás aquí?
Duerme y sueña
lejos y muy lejos de tu patria,
para siempre.
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